Un cenicero de pie con historia.

Hace muuuuuchos años, cuándo yo fumaba, mi abuela me regaló este cenicero de pie. Estaba un poco estropeado y no de usarlo precisamente, ya que siempre lo tuve de adorno. Y como pasa con las cosas que no usamos que acaban poniéndose feas, me dije, Loli , hay que hacer algo, y ese algo se ha convertido en........
un cenicero rejuvenecido y envejecido a la vez.

Le he dado unas cuantas manos de Gesso, lo he pintado con acrílico color tabaco, nunca mejor dicho, en las zonas a decapar, he pasado la vela y pintar tooodo de blanco. Pegar los motivos con Alkil aguado y después una mano a todo lo que quería craquelar con craquelador Vallejo

Terminado con Betún de Judea y cuándo ya esté lo bastante seco, unos dos días así, le daré una mano de barniz brillante.
Ha merecido la pena restaurarlo y vuelve al rinconcito donde lleva tantos años adornado mi salón, ahora lo adornará más si cabe, pero en el fondo sigue siéndo el cenicero que me regaló mi abuela.